Por Lilibeth Alfonso Martínez Me he levantado con la idea de coger un mal vicio, de esos que la gente desaprueba y comenta quizás por envidia, por recelo, porque no puede hacerlo él mismo, porque la mujer no quiere, es una pérdida de tiempo y alimentarlo lleva a bancarrotas. No creo que me dé por el cigarro, aunque muchos de los buenos lo usaron para perderse en sus humos felices entre el invento y la crónica, el trabajo serio o de risa, digo el Virgilio, Sigmund Freud, los periodistas con su cabito a cuestas mientras luchan con las palabras para que sean precisas o no sean, o para deshilachar tonterías y hacerlas bocanadas, a ver si así se las lleva el viento.
Vamos a narrar sobre Bayamo y Cuba.