Cortesía de Víctor Anaya Navas
La familia jiguanicera Anaya Figueredo, radicada en la comunidad de El Guao, en el Consejo Popular de Las Palmas, conserva la precolombina tradición de la elaboración del casabe, alimento básico y de alto valor nutritivo para los pueblos originarios de la isla de Cuba.
Juan Luis Anaya Rosabal, jefe del activo núcleo familiar formado por su esposa Eumelia Figueredo Poello, su hijo Luis Anaya Figueredo y su sobrino José Ángel Jiménez, narró para este sitio digital, que lleva 56 años dedicado a esta faena.
Contó que heredó la tradición de su descendencia paterna, especialmente de su abuelo, quien les trasmitió a sus hijos y nietos los secretos de la profesión y el amor por este a alimento histórico y autóctono.
Anaya Rosabal agregó que la mayoría de los instrumentos utilizados para elaborar el casabe, excepto el rayador de la yuca que posee un motor de combustible, los otros fueron elaborados con sus propias manos, en un proceso que no dista demasiado, aún a la vuelta de los siglos, del empleado por los taínos que habitaron la Isla.
Informó que un quintal de yuca produce alrededor de 60 tortas, y agregó que en tiempo de cosecha del tubérculo, él y su familia elaboran un promedio de 500 diarias.
Precisó además, que en la actualidad, debido al alto y todavía ascendente precio de la yuca, comercializan su producto a dos pesos por unidad.
El casabe es un producto netamente natural que se obtiene de la yuca, planta oriunda de estas regiones tropicales y uno de los principales productos que conformaban la dieta de los aborígenes cubanos.
Se elabora macerando el producto, el que se libera presionándolo del agua excedente y se obtiene una pasta final que se expone al calor, generalmente en moldes redondos, hasta que se endurece.
La familia jiguanicera Anaya Figueredo, radicada en la comunidad de El Guao, en el Consejo Popular de Las Palmas, conserva la precolombina tradición de la elaboración del casabe, alimento básico y de alto valor nutritivo para los pueblos originarios de la isla de Cuba.
Juan Luis Anaya Rosabal, jefe del activo núcleo familiar formado por su esposa Eumelia Figueredo Poello, su hijo Luis Anaya Figueredo y su sobrino José Ángel Jiménez, narró para este sitio digital, que lleva 56 años dedicado a esta faena.
Contó que heredó la tradición de su descendencia paterna, especialmente de su abuelo, quien les trasmitió a sus hijos y nietos los secretos de la profesión y el amor por este a alimento histórico y autóctono.
Anaya Rosabal agregó que la mayoría de los instrumentos utilizados para elaborar el casabe, excepto el rayador de la yuca que posee un motor de combustible, los otros fueron elaborados con sus propias manos, en un proceso que no dista demasiado, aún a la vuelta de los siglos, del empleado por los taínos que habitaron la Isla.
Informó que un quintal de yuca produce alrededor de 60 tortas, y agregó que en tiempo de cosecha del tubérculo, él y su familia elaboran un promedio de 500 diarias.
Precisó además, que en la actualidad, debido al alto y todavía ascendente precio de la yuca, comercializan su producto a dos pesos por unidad.
El casabe es un producto netamente natural que se obtiene de la yuca, planta oriunda de estas regiones tropicales y uno de los principales productos que conformaban la dieta de los aborígenes cubanos.
Se elabora macerando el producto, el que se libera presionándolo del agua excedente y se obtiene una pasta final que se expone al calor, generalmente en moldes redondos, hasta que se endurece.
Comentarios
Saludos amigo
tarde abriré para formar parte también de ese club de amigos. Te comento
que la información sobre la conservación de alimento precolombino en la
Isla de Cuba, está muy interesante, sobre todo porque da a conocer sobre
la labor agrícola-culinaria de una familia granmense dedicada a la
elaboración del casabe, utilizando la yuca como materia prima
fundamental. Es cierto que ese "alimento histórico y autóctono"
engrandece nuestras tradiciones y raíces culinarias, que a través de tu
periodismo has dado a conocer al mundo. Por la deferencia reporteril y en
el plano de la AMISTAD nuevamente te digo GRACIAS. Mora