Cintio recibe la luz de la poesía en tu eterno descanso de poeta. ¿A donde irán los poetas cuando mueren?
"Cuando tocábamos el timbre
al fondo del corredor inerte,
se oían sus tacones por el cuarto
como en una angustiosa novela.
No sé si es su mejor poema pero llena. Versos así de sencillos pero profundos escritos por Cintio Vitier, poeta que ha dicho adiós este jueves en la Habana, Cuba. Este es el homenaje de Isla Mía de todos.
Él, poeta en toda su dimensión, es de esos hombres que tienen un ángel inagotable, como fuente viva que da agua fresca cada vez que alguien se interesa por hurgar y penetrar en la cubanía y la memoria histórica de la Patria. De excelente discípulo de Martí viene ese espíritu al cuerpo, al sustentar que «el arte no ha de dar la apariencia de las cosas, sino su verdadero sentido». (2)
Así sirve y puja por el bien común y único de toda la humanidad y del pueblo que lo vio nacer. De otra forma no se comprendería ese afán, casi diario, por expresar y explicar las raíces mismas que dieron origen a un carácter propio de cubanidad infinita.
En su vasta obra –ensayística, lírica y narrativa– la poesía se viste de Patria, con sus tres colores, porque la inteligencia y la sensibilidad están al servicio de las urgencias y reclamos de los ideales de la nación. Es, por tanto, como la planta más característica de nuestros campos, la palma real, que con las ramas llena de hidalguía y sapiencia.
A la par, él –como el mismísimo árbol– constituye un atributo de las querencias y el firmamento telúrico de una voz propia e inequívoca en el tiempo y el espacio. En su expresividad literaria el pasado se esclarece y fortifica.
Por eso está aquí, como una majestad que señorea en el pensamiento, oteando verdades y peligros, y dejando esencias poéticas y éticas de marcada expresión en el carácter y la dimensión de nuestro ser nacional. Los terrenos que pisa y el abono que deja, son tan fértiles como necesarios.
Cintio Vitier Bolaños (Cayo Hueso, septiembre 25 de 1921) es todo eso y mucho más desde que se dio a la palabra escrita en aquellos primeros balbuceos poéticos, allá por el año 39, un intelectual vestido con los atributos que identifican lo cubano, definido en un verso cargado de esa originalidad histórica que subyace en un fundamento estético y ético.
Con un distinguido torrente sanguíneo, por vía paterna, de los inconfundibles suelos villaclareños –Medardo, el progenitor, nació en Rancho Veloz en 1886 y dejó sus huellas filosóficas y conocimientos en la Universidad Central–, Vitier estuvo entre nosotros a principios de la década del 60 y, para no olvidar la vieja costumbre del aula, regresó recientemente a su otra casa, como llama a ese centro docente, a hablar sobre «la infinitud cualitativa de la vocación esencial del cubano por su integridad: vivir en lo libre». Es, en definitiva, la esencia de una concepción que avala la probidad científica y humana coronada por su memoria integradora.
Su mesurada palabra al abordar la historia de la cultura nacional, a partir de una «periodización» referente al tema que trató, recuerda esa distinción propia del maestro de visión preclara, que ilumina y vislumbra. No en balde, en la década del 80 Eliseo Diego –uno de los fundadores del entonces grupo de Orígenes, liderado por Lezama Lima–, contó en una entrevista, aún inédita, que en Cintio se condensaba la respiración constante de la Patria.
Él se presenta en los sitios y misterios más insospechados de nuestra nacionalidad y, en modo muy suyo, viaja y puntualiza: re-descubre la preclaridad que asiste a los hombres de esta tierra.
Y, para no perder ese insustituible encuentro que siempre propicia una «cercanía hechizada», gustoso, él accedió al interrogatorio periodístico. Yo, interesado en auscultar un «momento» de su itinerario villaclareño, detenido en ciertos atisbos de lo insospechado, recibí las rápidas respuestas. El otro ofreció las gracias por mis constantes provocaciones. Aquí está, como lo sustentó, el fraterno diálogo para ser compartido.
Fragmento de la presentación a la entrevista La patria vestida de poesía, realizada a Cintio Vitier por Luis Machado Ordetx y publicada en http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Diario/09_17_09_08.htm
"Cuando tocábamos el timbre
al fondo del corredor inerte,
se oían sus tacones por el cuarto
como en una angustiosa novela.
No sé si es su mejor poema pero llena. Versos así de sencillos pero profundos escritos por Cintio Vitier, poeta que ha dicho adiós este jueves en la Habana, Cuba. Este es el homenaje de Isla Mía de todos.
Él, poeta en toda su dimensión, es de esos hombres que tienen un ángel inagotable, como fuente viva que da agua fresca cada vez que alguien se interesa por hurgar y penetrar en la cubanía y la memoria histórica de la Patria. De excelente discípulo de Martí viene ese espíritu al cuerpo, al sustentar que «el arte no ha de dar la apariencia de las cosas, sino su verdadero sentido». (2)
Así sirve y puja por el bien común y único de toda la humanidad y del pueblo que lo vio nacer. De otra forma no se comprendería ese afán, casi diario, por expresar y explicar las raíces mismas que dieron origen a un carácter propio de cubanidad infinita.
En su vasta obra –ensayística, lírica y narrativa– la poesía se viste de Patria, con sus tres colores, porque la inteligencia y la sensibilidad están al servicio de las urgencias y reclamos de los ideales de la nación. Es, por tanto, como la planta más característica de nuestros campos, la palma real, que con las ramas llena de hidalguía y sapiencia.
A la par, él –como el mismísimo árbol– constituye un atributo de las querencias y el firmamento telúrico de una voz propia e inequívoca en el tiempo y el espacio. En su expresividad literaria el pasado se esclarece y fortifica.
Por eso está aquí, como una majestad que señorea en el pensamiento, oteando verdades y peligros, y dejando esencias poéticas y éticas de marcada expresión en el carácter y la dimensión de nuestro ser nacional. Los terrenos que pisa y el abono que deja, son tan fértiles como necesarios.
Cintio Vitier Bolaños (Cayo Hueso, septiembre 25 de 1921) es todo eso y mucho más desde que se dio a la palabra escrita en aquellos primeros balbuceos poéticos, allá por el año 39, un intelectual vestido con los atributos que identifican lo cubano, definido en un verso cargado de esa originalidad histórica que subyace en un fundamento estético y ético.
Con un distinguido torrente sanguíneo, por vía paterna, de los inconfundibles suelos villaclareños –Medardo, el progenitor, nació en Rancho Veloz en 1886 y dejó sus huellas filosóficas y conocimientos en la Universidad Central–, Vitier estuvo entre nosotros a principios de la década del 60 y, para no olvidar la vieja costumbre del aula, regresó recientemente a su otra casa, como llama a ese centro docente, a hablar sobre «la infinitud cualitativa de la vocación esencial del cubano por su integridad: vivir en lo libre». Es, en definitiva, la esencia de una concepción que avala la probidad científica y humana coronada por su memoria integradora.
Su mesurada palabra al abordar la historia de la cultura nacional, a partir de una «periodización» referente al tema que trató, recuerda esa distinción propia del maestro de visión preclara, que ilumina y vislumbra. No en balde, en la década del 80 Eliseo Diego –uno de los fundadores del entonces grupo de Orígenes, liderado por Lezama Lima–, contó en una entrevista, aún inédita, que en Cintio se condensaba la respiración constante de la Patria.
Él se presenta en los sitios y misterios más insospechados de nuestra nacionalidad y, en modo muy suyo, viaja y puntualiza: re-descubre la preclaridad que asiste a los hombres de esta tierra.
Y, para no perder ese insustituible encuentro que siempre propicia una «cercanía hechizada», gustoso, él accedió al interrogatorio periodístico. Yo, interesado en auscultar un «momento» de su itinerario villaclareño, detenido en ciertos atisbos de lo insospechado, recibí las rápidas respuestas. El otro ofreció las gracias por mis constantes provocaciones. Aquí está, como lo sustentó, el fraterno diálogo para ser compartido.
Fragmento de la presentación a la entrevista La patria vestida de poesía, realizada a Cintio Vitier por Luis Machado Ordetx y publicada en http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Diario/09_17_09_08.htm
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