La recuperación de la Bahía de los Perros en la cayería norte de la región central de Cuba benefició el retorno a la zona de los flamencos rosados, uno de los principales símbolos de Jardines del Rey, en Ciego de Avila, Cuba.
Especialistas del Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros de Cayo Coco(CIEC), junto con otras instituciones, ejecutaron un proyecto de reanimación de la bahía para devolverle las condiciones naturales.
Antonio García, biólogo del CIEC, señaló a Prensa Latina, que los problemas fundamentales existentes en la zona fueron el alto grado de salinidad y la falta de oxígeno del agua, lo cual afectó la alimentación natural de esas aves.
Según estudios realizados es probable que la escasez de comida y las limitaciones para su reproducción fueran las causas de que hayan emigrado hacía otros sitios, resaltó el especialista.
Ese fue uno de los motivos que tuvieron en cuenta para acometer la reconstrucción del pedraplén (vía sobre el mar), el cual interrumpía la circulación del agua y provocó su estancamiento, afectando en gran medida la
flora y la fauna costeras.
Actualmente se construyen más puentes para lograr el reflujo de agua a ambos lados del vial, lo que ha mejorado las condiciones del acuatorio de unos mil kilómetros cuadrados, situados al sur de los cayos Coco, Guillermo y Romano.
Precisó García que continúan los controles del programa del manejo costero e incrementan los monitoreos del área encaminados a conservar el medio para el hábitat de los flamencos.
Conocidos científicamente como Phoenicopterus ruber, estos animales son omnívoros y se alimentan de insectos, crustáceos, moluscos y otros invertebrados marinos, y también, de semillas y algas de las aguas poco profundas.
Distinguidos igualmente como el pájaro de fuego, el Ave Fénix mitológico considerado por los egipcios, tienen el hogar en lagunas costeras del litoral norte de Cuba.
Que continúe embelleciendo el medio y de la bienvenida como siempre a los visitantes que llegan por tierra hasta el destino turístico Jardines del Rey, en la cayería norte de Ciego de Avila, es la voluntad de quienes velan por su cuidado.
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